jueves, 13 de junio de 2013

RELATOS III: "La calle Jung 47"


     Nadie las ve excepto yo. Cada vez que paso por la calle Jung me suceden muchísimas sincronicidades, pero claro, sólo tienen sentido para mí.
     Cuando me acerco al número 47 mi reloj se para y el minutero siempre tiene el número 33. Luego, cuando me voy alejando, el reloj me muestra una hora similar a los minutos, como por ejemplo, las 5.55 pm.
     Pero la calle Jung es magia, es símbolo y es alma.
     Los comerciantes de la zona venden libros sobre secretas ciudades subterráneas, pociones mágicas con fórmulas de aceites esenciales más energía pránica, que sería la energía vital, lapiceras con tinta blanca para sellar contratos multidimensionales o para escribir sobre papiros negros, velas con aroma a nostalgia y los últimos descubrimientos alquímicos (sólo los que se permiten publicar, el Concejo decide que debe permanecer accesible sólo para la Orden).


      Pero lo mejor: bolsitas rellenas con encanto del misterio.
      Todo ese mundo es mi mundo, lo tuve que construir porque nadie se atrevía a pasar de ver en televisión o en cine una película de Harry Potter. Yo sí fui más allá. Puse mi amor y mi deseo y formé un lugar en el planeta donde asenté mi hogar en la calle Jung 47.



No hay comentarios:

Publicar un comentario